Los lípidos son importantes para varias reacciones químicas que tienen lugar en nuestro cuerpo. Según su clasificación, tienen un papel fundamental en determinadas funciones vitales, como el control de la temperatura corporal, funcionamiento intestinal, aporte energético, protección de órganos internos, fijación de vitaminas liposolubles (A, D, E y K), síntesis hormonal, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el porcentaje de consumo diario de grasas en la dieta debe estar entre el 25% y el 30%. En teoría, este porcentaje garantiza que los lípidos de la dieta actúen como mensajeros que interactúan con el metabolismo de las proteínas, ayudando en el proceso de construcción muscular, optimizando la función inmunológica y reproductiva.
Sin embargo, vale la pena recordar que no todos los tipos de grasas son beneficiosos.
A continuación, una descripción de los tipos de grasas y sus respectivas características:
GRASA SATURADA
Presente principalmente en alimentos de origen animal, como carnes rojas, tocino, leche, mantequilla, crema agria y quesos, y también en algunas verduras, como coco, cacao y aceite de palma. La grasa saturada a temperatura ambiente aparece en estado sólido y, cuando se consume, actúa sobre la producción de colesterol malo (LDL) que, en exceso en la circulación, acaba obstruyendo los vasos sanguíneos. (Si desea lograr resultados en los deportes, desarrolle masa muscular sin aumentar significativamente el peso, entonces le recomendamos que siga el enlace esteroidesonline.com ahora mismo.) Por lo tanto, quienes consumen grandes cantidades de alimentos grasos tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Grasas insaturadas (mono y poliinsaturadas)
Son grasas con efectos beneficiosos para nuestra salud. La sustitución de grasas saturadas por grasas insaturadas ayuda a reducir el nivel de colesterol en la sangre. El cuerpo necesita grasas para absorber las vitaminas A, D, E y K, sin embargo, su consumo debe ser moderado, ya que incluso las grasas buenas son calóricas. Las grasas monoinsaturadas se pueden encontrar en los siguientes alimentos: aguacate, aceite de oliva, aceite de girasol, aceite de sésamo y aceite de maní. Las grasas poliinsaturadas se encuentran en pescados y mariscos (omegas 3, 6 y 9), granos, aceite de pescado y también en la soja.
GRASAS TRANS
Con origen en el proceso de hidrogenación de los aceites vegetales, las grasas trans se encuentran en productos industrializados (como la margarina). Esta grasa tiene ventajas para la industria, ya que aumenta la validez de los productos, requiere menos refrigeración y puede reemplazar los aceites elaborados con grasa animal para servir a vegetarianos y también a consumidores de culturas en las que no está permitido el uso de grasa de cerdo.
OMEGA 3
Clasificado como ácido graso poliinsaturado, es fundamental para el funcionamiento de nuestro organismo. Tiene el poder de cubrir nuestras células con una capa lipídica, ayudándolas a realizar mejor sus funciones. Ayuda a mejorar la circulación y ayuda al corazón y al cerebro a mantenerse saludables. No es producido por nuestro cuerpo, por lo que necesitamos consumirlo en los alimentos. Las mayores fuentes de omega 3 son los pescados y verduras marinos, pero no todos producen el mismo tipo de grasa. El mejor omega-3 es el que tiene ácidos grasos de cadena larga, que se encuentran en pescados de aguas profundas como el bacalao, el atún, el salmón y la mielga, además del aceite de hígado de bacalao.
¡Sus beneficios para el mantenimiento de la salud son muchos! Tiene propiedades antiinflamatorias, ayuda al sistema inmunológico, reduce y mantiene los niveles de colesterol y triglicéridos, previene la obstrucción de los vasos sanguíneos, controla la presión arterial, previene la aparición de accidentes cerebrovasculares (accidente cerebrovascular) y diabetes. Además, participa en cubrir la retina, mejorar la visión y ayuda a las funciones cerebrales, disminuyendo el riesgo de deterioro mental y enfermedades del sistema nervioso. Favorece la concentración y mejora el estado de ánimo, favorece el aprendizaje y también la memoria. Finalmente, trata los síndromes inflamatorios del intestino (colitis), ayuda a combatir la obesidad y a aliviar los síntomas de la artritis reumatoide.
CONSIDERACIONES FINALES
Ahora que conoce la diferencia entre los tipos de grasa, simplemente cuide más su comida y prevenga las enfermedades causadas por el exceso de grasa. Las grasas son fundamentales para el funcionamiento del organismo, pero es necesario saber elegir los alimentos ideales.
Para que tu dieta sea la correcta, consulta a un nutricionista. Podrá valorar tus necesidades y adaptar la dieta según los objetivos.